Desde Trelew nos dirigimos a Comodoro Rivadavia en un bus nocturno que llegaba a las 4.30 y a media mañana tomamos un vuelo con destino a Ushuaia (todo esta movida, desplazamiento a Comodoro fue debida a que el vuelo con Aerolíneas desde Trelew costaba más del doble. Volamos con la compaía LADE (Líneas Aéreas del Estado; aviones del ejército pilotados por pilotos militares) en un bimotor que hizo escala en los aeropuertos de Perito Moreno y de El Calafate. Los dos billetes nos costaron menos que un solo billete con Aerolíneas. El avión voló a una altura menor de la usual en aviones reactores y eso nos permitió disfrutar de unas vistas maravillosas sobre extensiones enormes de tierra desértica, carreteras y caminos rectilíneos, zonas totalmente heladas y blancas, sobre la cordillera andina (mazizo del Fitz Roy incluído, etc.), pozos petrolíferos y de extraccion de gas, lagos azules con témpanos de hielo, etc.
El vuelo fue maravillos y tranquilo, excepto en el momento de la aproximación al aeropuerto de Ushuaia, momento en el que el avión comenzó a pegar bandazos y saltos; eso sí, el aterrizaje en la corta pista fue perfecto.
En Ushuaia pudimos disfrutar de todo tipo de condiciones climatológicas, desde una potente nevada el segundo día por la tarde con vientos descomunales, hasta de alguna mañana templada y con no demasiado viento.
Nos alojamos en el bed and breakfeast La Casa de Tere, excelente y muy bien atendido por su dueña (http://www.lacasadetere.com.ar/). Tere es una persona encantadora, atiende y asesora al viajero y los desayunos que ofrece son excelentes. Proporciona un alojamiento verdaderamente recomendable.
Paseamos, navegamos a dos islas del canal de Beagle (es muy recomendable la travesía a la isla H, isla protegida, a la que se llega únicamente con la compañía Tres Marías; tiene la oficina en el puerto junto a todas las demás agencias), visitamos los museos de la ciudad (la antigua cárcel, el museo dedicado a los indígenenas Yámanas, una etnia extinguida por causas no del todo naturales), pateamos algunos senderos del Parque Nacional (lo recomendable sería dedicar varios días al Parque) y los lagos Escondido y Fangniano. Las zonas próximas a Ushuaia estaban totalmente cubiertas de nieve y no era posible recorrer la mayoría de los senderos habituales (la primavera estaba empezando).
También cumplimos con el ritual de degustar la centolla y la merluza negra, grandes especialidades gastronómicas de la zona y que el viajero que llega a estas lejanas tierras no debe dejar de cumplir. Por cierto, Ushuaia no es el lugar habitado más austral. Port William, una base militar chilena ostenta este record, a poca distancia de Ushuaia.
A continuación muestro algunas fotos de la estancia en Ushuaia y de los recorridos por las zonas próximas.
Inicio del aterrizaje sobre el aeropuerto de Ushuaia:
Vista desde una de las dos ventanas de la habitación:
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