domingo, 15 de noviembre de 2009

Puerto Aysén

Embarcadero de Chile Chico:


Desde Perito Moreno a Puerto Aysén




Desde Perito Moreno continué hasta el paso fronterizo de Los Antiguos con idea de recorrer brevemente algunas zonas próximas de Chile.

En el puesto argentino los trámites fueron rápidos y amables. Los gendarmes estaban viendo en una tele el partido España-Argentina (en ese momento el resultado era 1-1; acabó ganando España por 2-1) y estuvieron bromeando conmigo.
En el puesto chileno la actitud de los policías fue desagradable, borde y de gente malencarada y maleducada; estoy seguro que no es el comportamiento normal de los agentes chilenos, pero los que estaban allí necesitan un curso intensivo para aprender buenas maneras (menos mal que hoy en día es impensable que se produzca un incidente como el que le tocó vivir a Luis Sepúlveda en el puesto argentino-boliviano de la Quiaca y que describe en su libro Patagonia Express).

Pasé una noche en el pueblo fronterizo Chile Chico y de ahí me dirigí en barco a Ingeniero Ibañez (tres o cuatro horas). Desde allí, en minibús, continué hasta Coihaique y en otro bus hasta Puerto Aysén, lugar en el que me alojé en una casa de una familia humilde, y en el que soporté dos días de lluvia y humedad viendo sólo momentáneamente las montañas nevadas que circundan la ciudad. Visité el famoso puerto de Chacabuco y sólo pude vislumbrar brevemente parte de la belleza del puerto y de la zona debido a la lluvia.
Eso sí, después de tanto tiempo por la Patagonia argentina que es un gran desierto, daba gusto ver montañas verdes, bosques, ríos, saltos de agua y florecitas dibujando una bella sinfonía de colores primaverales.

Después de tanto tiempo recorriendo el sur de Argentina, me alegró ver a la venta todo tipo de verduras y frutas y otro detalle tonto que me llamó la atención es que en Chile los coches respetan los pasos de peatones (en Argentina el peatón carece de cualquier tipo de derecho, incluso cuando su semáforo está en verde).

Mi intención era llegar por carretera a Puerto Montt, pero en esta época del año hay pocos buses y sólo circulan ciertos días de la semana. El recorrido por carretera debe ser maravilloso. Se podía ir en barco (36 horas sentado en una butaca y viendo llover) y por el mismo precio en avión con Skyairlines, así que me fui en avión (una hora de viaje más dos para llegar al aeropuerto).

Desde Pueto Montt continué viaje a Ancud en el norte de la isla grande de Chiloé (el bus cruza en un ferry).

En Chile Chico:



Calle de Puerto Aysén:



Moderno puente construido gracias a la generosa colaboración de Estados Unidos, tal y como se nos recuerda en una placa metálica colocada en los extremos del puente:



Puerto de Chacabuco:


¡Verduras y frutas!


Huerta e invernadero de la señora en cuya casa me alojé:




Aterrizando en el aeropuerto de Puerto Montt (la foto me recuerda historias de Juan José Millás; nuestros cuerpos volaban en el avión y nuestras almas sobre la superficie terrestre, próximas ya a su destino y esperando reencontrarse con nuestros cuerpos en la pista de aterrizaje):

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